Por una vez doy dos versiones de la receta: una para personas que estén preocupadas por sus lorzas, y otra para los que les importen un higo las mismas.
Hay pocas recetas que en menos tiempo de preparación me hayan dado un resultado tan espléndido. Eso sí, la condición indispensable es que tanto el mejillón como el vino sean decentes.
Las combinaciones de chocolate y sal son un descubrimiento: usado con moderación, el cloruro sódico potencia el sabor del cacao y lo hace menos empalagoso.
Por su nombre, la salade cuite remite directamente a Francia, y sin embargo es un plato típico de uno de sus antiguos protectorados, Marruecos. Para aumentar el despiste, lo más parecido que se me ocurre en la cocina española es la piperrada vasca.
Rescatada del siglo XIX por La Fonda del Gaig, esta pasta blandita desafía la dictadura del ‘al dente’ y retrotrae a nuestros fantásticos macarrones de infancia.
Esta forma de tomar las judías puede recordar a la comida francesa o inglesa por el aliño de mostaza, pero los demás ingredientes son 100% mediterráneos.